jueves, 28 de julio de 2011

Sefarad, Sefarad...

Sefarad (en alfabeto hebreo, ספרד) es el nombre que en lengua hebrea se da a España y que en la tradición judía, al menos desde época medieval, se aplica a la Península Ibérica. De Sefarad toman su nombre los sefardíes, descendientes de los judíos originarios de España y Portugal. (http://es.wikipedia.org/wiki/Sefarad).



Las primeras evidencias de presencia judía en la Península datan de la época romana. No se conoce la fecha exacta en que las primeras comunidades judías se instalaron en Hispania. En la Epístola a los romanos, Pablo de Tarso manifiesta su intención de ir a Hispania a predicar el evangelio (Romanos 15:24-28), lo cual podría ser un indicio de que existían entonces allí comunidades judías.

Algunas pruebas materiales de la presencia judía en la Península son dos inscripciones judías trilingües (hebreo, latín y griego) halladas en Tarragona.1 y en Tortosa,2 cuya datación varía según los autores entre los siglos II a. C. y VI d. C.
Un documento incontestable que prueba la existencia de comunidades judías en Hispania son los cánones del concilio de Elvira, celebrado por los cristianos de la Península Ibérica enElvira a comienzos del siglo IV. En dichos cánones se demuestra no sólo que ya existían comunidades judías en Hispania, sino que se trataba de comunidades prósperas y que practicaban un activo proselitismo. La religión judaica se presenta como una seria competidora del cristianismo, que no es todavía la religión oficial del Imperio, y el concilio se propone combatir activamente sus avances.(http://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_los_jud%C3%ADos_en_Espa%C3%B1a)


Cito textualmente (lo sé, esto no es serio, no es un trabajo de investigación en condiciones), para centrar el tema y dar ya los enlaces correspondientes.
La convivencia de la población judía con la autóctona, la romana, visigoda, etc... tanto en Al-Andalus como en territorios de reconquista, tuvo sus altibajos, y en 1492 se publicó el Decreto de expulsión ( o conversión) llamado Edicto de Granada. (http://es.wikipedia.org/wiki/Edicto_de_Granada)

La mayoría de los judíos desterrados fueron a parar a Portugal o Navarra, de donde años más tarde también sería expulsados; la minoría restante marchó a Flandes, norte de África, Italia y territorios mediterráneos del Imperio otomano.

Los sefardíes formaron cuatro comunidades en el Imperio otomano, por mucho más grandes que cualquiera de las de España, siendo las dos mayores la de Salónica y la de Estambul, mientras que las de Esmirna y Safed fueron de menor tamaño. Sin embargo, los sefardíes se establecieron en casi todas las ciudades importantes del Imperio, fundando comunidades en Sarajevo, Belgrado, Monastir, Sofía, Russe, Bucarest,Alejandría, Edirne, Çanakkale, Tekirdağ y Bursa.

Los judíos españoles rara vez se mezclaron con la población autóctona de los sitios donde se asentaron, ya que la mayor parte de éstos eran gente educada y de mejor nivel social que los lugareños, situación que les permitió conservar intactas todas sus tradiciones y, mucho más importante aún, el idioma. Los sefardíes continuaron hablando, durante casi cinco siglos, el castellano antiguo, mejor conocido hoy como judeoespañol que trajeron consigo de España, a diferencia de los sefardíes que se asentaron en países como Holanda o Inglaterra. Su habilidad en los negocios, las finanzas y el comercio les permitió alcanzar, en la mayoría de los casos, niveles de vida altos e incluso conservar su estatus de privilegio en las cortes otomanas.

De las antiguas comunidades sefardíes del Imperio otomano poco queda hoy. Se puede considerar que la primera década del siglo XX es la última década de existencia «formal» de las comunidades sefardíes, principalmente de las comunidades asentadas en territorio griego. El movimiento nacionalista que se suscitó en Grecia, como consecuencia de su movimiento de independencia, ejerció una influencia considerable en los helenos residentes de Salónica, que a principios del siglo XX permanecía en manos otomanas.

La derrota del Imperio otomano en la Primera Guerra Mundial significó para las comunidades griegas el término de sus privilegios y, años más tarde, su total destrucción. La anexión de la Macedonia a Grecia y la importancia que significaba Salónica para los griegos, puesto que se considera la cuna del helenismo, desencadenó violentas demostraciones antisemitas, muchas de ellas encabezadas por jerarcas de la Iglesia Ortodoxa griega, o por miembros de partidos políticos nacionalistas. «El putrefacto cadáver hebreo se ha enquistado en el cuerpo puro del helenismo macedonio», afirmaba un panfleto de la época. Se inicia entonces la salida de muchos sefardíes, nuevamente hacia el exilio en diferentes países.

La considerable influencia francesa que ejerció la Alianza Israelita Universal sobre los sefardíes cultos hizo que muchos de éstos emigraran a Francia, mientras que otro tanto lo hizo a los Estados Unidos.

A partir del inicio de Segunda Guerra Mundial, la comunidad sefardí de todo el mundo sufrió un dramático descenso. Muchos de sus integrantes, o bien se dispersaron por el mundo, emigrando a países como Argentina, Brasil o China, o bien perecieron víctimas del Holocausto.

La comunidad sefardí, hoy en día, es mucho más numerosa en el Estado de Israel, donde hubo desde tiempos otomanos una comunidad en Safed, Galilea. En la actualidad, existen comunidades en las ciudades de Tel Aviv, Haifa y Jerusalén. Tienen su propia representación en la Knesset e incluso un rabino actúa como líder de la comunidad, Shlomo Amar. El partido religioso sefardí Shas es una de las principales fuerzas políticas en Israel y la fuerza «confesional» más numerosa.

Calle de Ladadika, en uno de los antiguos barrios judíos de Salónica.

La destrucción de casi toda la comunidad sefardí en el Holocausto originó en gran medida una disminución sustancial en la población hablante de lengua judeoespañola. Esto llevó a muchos miembros de la comunidad sefardí, esparcida principalmente en América e Israel, a intentar preservar la lengua, institucionalizarla y promover actividades científicas y culturales en torno a ella. Israel funda, a iniciativa del presidente Isaac Navón, laAutoridad Nasionala del Ladino, órgano encargado del estudio del judeoespañol, su protección y conservación.


Y dejo para posteriores entradas, otros interesantes aspectos de nuestra historia y nuestros antepasados judíos, que no quería postergar mucho más en el tiempo.

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